Homotherium persiguiendo Australopithecus africanus.
Estudiar el pasado de las sociedades humanas no siempre es fácil y, menos aún, enseñar a jóvenes adolescentes historia. A parte de la pregunta siempre presente en sus cabezas, que a menudo sale de sus labios -¿esto para que sirve?, ¿qué voy a aprender yo estudiando estas cosas?, etc- está la cuestión de recrear en sus mentes cómo vivían, cómo pensaban y cómo se alimentaban nuestros antepasados. Esta tarea ya de por si nada sencialla, se complica aún más si cabe al trabajar con las etapas más antiguas de la historia humana o, para ser más precisos de la prehistoria.
Para esta etapa, estamos sobre todo acostumbrados a trabajar con restos fósiles que poco le aportan a una persona no iniciada en el tema y, menos aún, a alumnos y alumnas en plena pubertad con no demasiado interés en el tema. Sin embargo, en los últimos años esto está dejando de ser un problema por la aparición de nuevas formas de tratar esta etapa histórica, ya sea con películas, valga como ejemplo El clan del oso cavernario, pero además de recreaciones realizadas por especialistas que nos ayudan a comprender mejor como vivían las sociedades humanas hace miles de años.
Hombres de la isla de Flores (Indonesia).
En este sentido, se ha destacar un nombre, que tenemos la suerte de ser español, Mauricio Antón. Él es un especialista en el campo de la recreación
artística de cómo era la vida hace miles de años. Además de trabajar para revistas especializadas, museos e impostantes productoras de documentales, ha colborado con los codirectores del Proyecto Atapuerca en libros como La especie elegida, El chico de la Gran Dolina o El collar del neandertal.
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