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jueves, 18 de febrero de 2010

BLAS INFANTE

"EL PADRE DE LA PATRIA ANDALUZA"

Blas Infante fue un político español considerado actualmente como el “Padre de la Patria andaluza”.
Infante nació en 1885 en Casares (provincia de Málaga) y murió en 1936 en Sevilla.
Estudió Derecho en Granada y en 1909 aprobó una oposición, tras la cual ejerció como notario en Cantillana. Su cercanía a Sevilla le permitirán entrar en contacto con el ambiente intelectual de la capital hispalense y con las ideas regionalistas andaluzas, sobre todo con los miembros del Ateneo. El desempeño de su profesión en otras localidades andaluzas le permitieron entrar en contacto con las duras condiciones de vida de los jornaleros de Andalucía.
Sus ideas políticas tenían como base el republicanismo federalista del siglo XIX. En 1915 publicó su obra más conocida, Ideal Andaluz, donde plantea su visión de los problemas de Andalucía así como propuestas para su solución. En 1918 se celebró la Asamblea de Ronda, que iba a establecer las bases que iba a seguir el andalucismo para obtener la autonomía política. En 1919 se firmó el Manifiesto andalucista de Córdoba que entendía a Andalucía como nacionalidad histórica dentro de una España federal.
Durante la dictadura de Primo de Rivera fueron cerrados los Centros Andaluces, fundados por él en 1916, al rechazar Infante colaborar con ella.
Al proclamarse la II República se hizo cargo de la notaría de Coria del Río donde construyó una casa inspirada en la arquitectura de al-Ándalus.
Al estallar la Guerra Civil varios miembros de Falange lo detuvieron en sus casa de Coria del Río y fue fusilado el 11 de agosto.
Para conocer más datos de su vida, su obra y su pensamiento resulta interesante la información que ofrece la página Web de la Casa-museo Blas Infante.

lunes, 8 de septiembre de 2008

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL Y EUROPEO DE LOS AÑOS TREINTA

La fragilidad del sistema de relaciones internacionales surgido de 1918 es el origen de la crisis del orden europeo que surge a partir de 1936. El organismo encargado de mantener la paz y el orden internacional era la Sociedad de Naciones. A partir de 1929, con la importante crisis económica que desatada, se terminó por romper el precario equilibrio existente en el sistema de relaciones internacionales.


La principal amenaza contra el precario equilibrio europeo fueron los regímenes fascistas implantados tanto en Alemania como en Italia. Estos regímenes eran partidarios de una política exterior beligerante y apostaban por una revisión del status quo. Estas pretensiones de Alemania e Italia chocaban con los intereses de las dos principales potencias beneficiarias y garantes del status quo en el viejo continente, Francia y Gran Bretaña. Sin embargo, este temor franco-británico hacia Alemania e Italia estaba eclipsado de otra preocupación, la de la Unión Soviética. Como afirma Moradiellos, existía la convicción de que el estallido de otra guerra general europea sólo serviría para desencadenar nuevas revoluciones sociales y extender el comunismo. En la Europa de entonces se disputaban la primacía tres modelos de sociedad (el democrático, el fascista y el comunista) y que en la percepción de los dirigentes de las potencias democráticas no estaban claro si la mayor amenaza potencial era la de las potencias fascistas o la de la Rusia comunista. Stalin buscó un entendimiento diplomático y militar con las potencias democráticas para contener la amenaza alemana y evitar una posible coalición de estados capitalistas contra la URSS. En esta época hay que tener en cuenta también el peligro expansionista japonés en Asia oriental.


En este inestable contexto, el primer golpe lo dio Japón al ocupar en 1931 la provincia china de Manchuria. Dos años después, Hitler retira a Alemania de la Sociedad de Naciones e inicia un intenso programa de rearme. En 1935 Mussolini ocupa violentamente Abisinia y en marzo de 1936 Hitler ordena la remilitarización de Renania, estratégica provincia fronteriza con Francia. Ninguno de estos actos fue contenido de forma efectiva por Francia y Gran Bretaña, que confiaban en evitar un nuevo enfrentamiento armado y de lograr, como afirma Moradiellos, un reacomodo de las pretensiones italianas y alemanas en el concierto europeo e internacional.


Como afirma Juan Avilés Farrés en Las grandes potencias ante la guerra de España, el contraste entre Hitler y Mussolini, dispuestos a recurrir a la guerra para el engrandecimiento de sus respectivas naciones, y la de los gobiernos británico y francés, dispuestos a muchas concesiones (pero no a todas) para evitar una guerra europea, es uno de los factores fundamentales para entender la dimensión internacional del conflicto español. Por otra parte mencionar la política aislacionista de Estados Unidos, que tras haber contribuido decisivamente al resultado de la I Guerra Mundial estaban resueltos a no implicarse en una eventual repetición de la misma, reforzaba la tendencia franco-británica hacia la prudencia.


Es en este contexto en el que hay que situar la Guerra Civil Española, en la que la respuesta anglo-francesa se orientaría hacia una política de apaciguamiento general.


LA HISTORIA EN SUS TEXTOS

LAS RAZONES DE LA VICTORIA DEL EJÉRCITO FRANQUISTA


"En primer lugar, la persistente superioridad material durante toda la guerra de las fuerzas nacionalistas en tierra y en el aire, y, en segundo lugar, la superior calidad de todos sus cuadros hasta hace nueve meses o posiblemente un año. […]


Esta inferioridad material (de las tropas republicanas) no sólo es cuantitativa sino también cualitativa, como resultado de la multiplicidad de tipos (de armas): Fuera cual el propósito imparcial y benévolo del Acuerdo de No Intervención, sus repercusionesen el problema de abastecimiento de armas de las fuerzas republicanas han sido, para decir de lo mínimo, funestas y sin duda muy distintas de lo que se pretendía".


Informe confidencial del mayor E. C. Richards, agregado militar en España.


LA HISTORIA EN SUS TEXTOS

LAS CAUSAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA


"Las dificultades provenían del fondo mismo de la estructura social española y de su historia política en el último siglo. La sociedad española ofrecía los contrastes más violentos. En ciertos núcleos urbanos, un nivel de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos kilómetros, aldeas que parecen detenidas en el siglo XV. […] Una corriente vigorosa de libertad intelectual, que en materia de religión se traducía en indiferencia y antagonismo, junto a demostraciones públicas de fanatismo y superstición […] Provincias del noroeste donde la tierra está desmenuzada en pedacitos que no bastan a mantener al cultivador; provincias del sur y del oeste, donde el propietario de 14.000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo. En las grandes ciudades y en las cuencas fabriles, un proletariado industrial bien encuadrado y defendido por los sindicatos; en Andalucía y Extremadura, un proletariado rural que no había saciado el hambre, propicio al anarquismo. […] Las clases mismas estaban internamente divididas. La porción más adelantada del proletariado formaba dos bandos irreconciliables. La Unión General de Trabajadores, inspirada y dirigida por el Partido Socialista, se distinguía por su moderación, su disciplina, su concepto de la responsabilidad. […] La organización rival, Confederación Nacional del Trabajo, abrigaba en su seno a la Federación Anarquista Ibérica, rehusaba toda participación en los asuntos políticos, […] practicaba la violencia, el sabotaje, la huelga revolucionaria. […] Por su parte, la clase media, en que el republicanismo liberal reclutaba los más de sus adeptos, también se dividía en bandos, por dos motivos: el religioso y el social. […] En realidad, esta discordia interna de la clase media y, en general, de la burguesía, es el origen de la guerra civil."

Manuel Azaña: "Causas de la guerra de España".

LA HISTORIA EN SUS TEXTOS

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA: LA UNIÓN PATRIÓTICA

Cartilla de la Unión Patriótica

"Decidme:
¿Qué es la UNIÓN PATRIÓTICA?
La UNIÓN PATRIÓTICA es una Agrupación de españoles que procuran distinguirse en el cumplimiento de sus deberes.
(...) ¿Cuáles son los deberes patrióticos?
El conocimiento y la divulgación de las glorias y del valor histórico de España./ La defensa de su unidad nacional./ El sacrificio personal para defender la Patria contra sus enemigos exteriores e interiores.
(...) ¿Cuál es el origen de la UNIÓN PATRIÓTICA?
La santa rebeldía del alzamiento militar que, bajo las órdenes del general Primo de Rivera, salvó a España de su inmediata ruina.
¿Es la UNIÓN PATRIÓTICA un partido político?
No es un partido político; es una organización ciudadana..."

Unión Patriótica, Madrid nº 38, 1-4-1928.




sábado, 23 de agosto de 2008

LA HISTORIA EN SUS TEXTOS

COMIENZA LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA: PRIMER DISCURSO DEL REY (22 DE NOVIEMBRE DE 1975)

"En esta hora cargada de emoción y esperanza, llena de dolor por los acontecimientos que acabamos de vivir, asumo la Corona del Reino con pleno sentido de mi responsabilidad ante el pueblo español y de la honrosa obligación que para mí implica el cumplimiento de las leyes y el respeto de una tradición centenaria que ahora coinciden en el trono.

Como Rey de España, título que me confieren la tradición histórica, las Leyes Fundamentales del Reino y el mandato legítimo de los españoles, me honro en dirigiros el primer mensaje de la Corona, que brota de lo más profundo de mi corazón.



Juan Carlos I pronuncia su primer discurso como rey.



Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la Patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio.

Yo sé bien que los españoles comprenden mis sentimientos en estos momentos. Pero el cumplimiento del deber está por encima de cualquier circunstancia. Esta norma me la enseñó mi padre desde niño, y ha sido una constante en mi familia, que ha querido servir a España con todas sus fuerzas.

Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España. Esta etapa, que hemos de recorrer juntos, se inicia en la paz, el trabajo y la prosperidad, fruto del esfuerzo común y de la decidida voluntad colectiva. La Monarquía será fiel guardián de esa herencia y procurará en todo momento mantener la más estrecha relación con el pueblo.

Pido a Dios ayuda para acertar siempre en las difíciles decisiones que, sin duda, el destino alzará ante nosotros. Con su gracia y con el ejemplo de tantos predecesores que unificaron, pacificaron y engrandecieron a todos los pueblos de España, deseo ser capaz de actuar como moderador, como guardián del sistema constitucional y como promotor de la justicia. Que nadie tema que su causa sea olvidada; que nadie espere una ventaja o un privilegio. Juntos podremos hacerlo todo si a todos damos su justa oportunidad. Guardaré y haré guardar las Leyes teniendo por norte la justicia y sabiendo que el servicio del pueblo es el fin que justifica toda mi función.

Soy plenamente consciente de que un gran pueblo como el nuestro, en pleno periodo de desarrollo cultural, de cambio generacional y de crecimiento material pide perfeccionamientos profundos. Escuchar, canalizar y estimular estas demandas es para mí un deber que acepto con decisión. La Patria es una empresa colectiva que a todos compete. Su fortaleza y grandeza deben apoyarse por ello en la voluntad manifiesta de cuantos la integramos. Pero las naciones más grandes y prósperas, donde el orden, la libertad y la justicia han resplandecido mejor, son aquellas que más profundamente han sabido respetar su propia historia. La justicia es el supuesto para la libertad con dignidad, con prosperidad y con grandeza. Insistamos en la creación de un orden justo, un orden donde tanto la actividad pública como la privada se hallen bajo la salvaguardia jurisdiccional. Un orden justo, igual para todos, permite reconocer dentro de la unidad Reino y del Estado las peculiaridades regionales, como expresión de la diversidad de pueblos que constituyen la sagrada realidad de España. El Rey quiere s todos a un tiempo y de cada uno en su cultura, en su historia y en su tradición.

La Corona entiende como un deber el reconocimiento y la tutela de los valores espíritu.

Como primer soldado de la nación me dedicaré con ahínco a que las Fuerzas Armadas de España, ejemplo de patriotismo y disciplina, tengan la eficacia y la potencia que requiere nuestro pueblo.

La Corona entiende también como deber fundamental el reconocimiento de los derechos sociale y económicos, cuyo fin es asegurar a todos los españoles las condiciones de carácter material que les permitan efectivo ejercicio de todas sus libertades. Por tanto, hoy queremos proclamar queremos ni un español sin trabajo ni un trabajo que no permita a quienes lo ejercen mantener con dignidad su vida personal y familiar, con acceso a los bienes de cultura y de la economía para él y hijos. Una sociedad libre y moderna requiere la aparición de todos en los foros decisión, en los medios de comunicación en los diversos niveles educativos control de la riqueza nacional. Hacer cada día más cierta y eficaz esa participación debe ser una empresa comunitaria y tarea de gobierno.

El Rey, que es y se siente profundamente católico, expresa su más respetuosa consideración para la Iglesia. La doctrina católica, singularmente enraizada en n pueblo, conforta a los católicos con la luz de su magisterio. El respeto a la dignidad de la persona que supone el principio de la libertad religiosa es un elemento esencial para la armoniosa convivencia de o sociedad.

No sería fiel a la tradición e mi si ahora no recordase que durante generaciones los españoles hemos luchado restaurar la integridad territorial den solar patrio. El Rey asume este objetivo con la más plena de las convicciones.

Señores consejeros del Reino, procuradores, al dirigirme como Rey desde estas Cortes al pueblo español, pido a Dios ayuda para todos. Os prometo firmeza y prudencia. Confío en que todos sabremos cumplir la misión en la que estamos comprometidos. Si todos permanecemos unidos habremos ganado el futuro.

¡Viva España!"

jueves, 14 de agosto de 2008

LA GUERRA DE CUBA

"MÁS SE PERDIÓ EN CUBA"

La tercera de las guerras de Cuba (1895-1898) tendría como consecuencia la definitiva independencia de esta isla de España, y esto, en un contexto en el que el imperialismo norteamericano estaba empezando a surgir con gran fuerza.

Se trata de la primera guerra filmada, y en la que la prensa va a jugar un papel de primera mano en el desarrollo y desenlace final del conflicto.

A principios de 1898 Cuba lleva ya tres años luchando contra España. Hay que tener en cuenta que esta no era la primera guerra entre ambos, pues años antes, con la llamada guerra de los diez años, entre 1868-1878 y, luego, con la llamada guerra chiquita, en 1879, ya habían intentado los cubanos la independencia de la metrópolis.


José Martí: Un poeta y un revolucionario

En esta guerra de la independencia cubana, hay que destacar el importante papel jugado por José Martí, impulsor del independentismo cubano frente a España. Este escritor y político cubano tomó las riendas de la insurrección. Sería deportado a España, pero en 1892 termina estableciéndose en Nueva York, donde ese mismo año funda el Partido revolucionario cubano. Él apostaba por una Cuba democrática e independiente. Junto a Máximo Gómez, se convirtieron en las más altas autoridades de la revolución. Martí llegó a la isla en abril de 1895, pero murió al mes siguiente en una escaramuza con tropas españolas. Tras la muerte de éste, Antonio Maceo y Máximo Gómez controlaron el movimiento insurgente.

José Martí, lider independentista cubano.


La guerra


Los rebeldes cubanos controlaban el campo, gran parte de la selva y los montes. Se trataba esta de una guerra de guerrillas, de continuo desgaste del enemigo, en la que el machete, usado para cortar la caña de azúcar, era el arma mortífera contra los españoles. Al final las tropas españolas estaban desmoralizadas y enfermas. Fue esta una guerra donde murieron muchos civiles.


Desde España, donde había divergencias políticas respecto al grado de autonomía que se debía conceder a la isla, se enviaron miles de soldados. Por otra parte, a parte del cubano, a España se le abrió un segundo frente en Filipinas.


A finales de 1897 la guerra de había detenido, y España llegó a un pacto con los rebeldes, concediendo la autonomía plena a los cubanos.


La intervención de los Estados Unidos


Es en este contexto en el que se produce la irrupción de los EEUU. En este sentido, hay que tener en cuenta la situación geográfica y económica de Cuba a la hora de entender el interés norteamericano en la isla. Cuba se hallaba, y se halla, en una excelente posición estratégica, pues está en el centro del Caribe. Por otra parte, la economía cubana se centraba en la monoproducción de tabaco y azúcar, productos que se exportaban en su mayor parte a EEUU, de donde se importaban manufacturas. Así se puede entender el interés norteamericano en controlar Cuba.

En esta época EEUU había crecido muchísimo. Era patente su afán en tener una escuadra poderosa de cara a ampliar su comercio internacional, ya que producía más productos de los que podía consumir. EEUU sólo necesitaba un pretexto para intervenir Cuba, y ese pretexto lo iba a conseguir pronto. En enero de 1898 envió a La Habana al acorazado Maine, con la excusa de proteger a los ciudadanos estadounidenses de la isla. En la noche del 15 de febrero el navío explotó, y EEUU acusó a España de esto. Todavía no está del todo clara la responsabilidad de este suceso, pero parece que el navío fue volado por los propios estadounidenses.

Hundimiento del Maine en la bahía de La Habana.


Se va a iniciar así la guerra Hispano-estadounidense. Es en estos momentos cuando la prensa de EEUU va a jugar un papel decisivo a la hora de orientar a la opinión pública de aquel país hacia la guerra, que fue tomada como una revancha.


EEUU ofrece 300 millones de dólares por la isla a España, pero lo rechaza. Al final, EEUU decide entrar en guerra. El gobierno español, por su parte, se ve forzado a la guerra contra su voluntad para salvar el régimen constitucional.


Las tropas de EEUU desembarcaron en Cuba, donde se unieron con las cubanas. En un principio se nota la superioridad del ejército español en la selva por su mejor conocimiento frente a los estadounidenses, a lo que se suma el rifle máuser. Sin embargo, podo a poco las tropas estadounidenses fueron ganando terreno aunque con graves pérdidas. Así, tomaron Guantánamo, El Caney y la colina de San Juan entre junio y julio de 1898.


En mayo de ese año, la escuadra del almirante español Cervera se refugió en la bahía de Santiago de Cuba. El capitán general Blanco ordenó a Cervera sacar la flota (3 de julio), lo que éste último hizo contra su voluntad. Cervera se enfrentó así a la escuadra del almirante William Thomas Simpson, cuatro veces superior en número y mucho más moderna. La flota de Cervera fue totalmente destruida. Queda la duda de si el gobierno sacrificó la flota para terminar la guerra.


La Paz de París y el final de la guerra


El 12 de agosto se firmó el armisticio y el 10 de diciembre el Tratado de París, que ponía fin a la guerra. La isla pasó a estar hasta 1902 bajo administración estadounidense.

EEUU enviaría también fuerzas a Filipinas, donde Emilio Aguinaldo era el cabecilla del ejército rebelde, y a Puerto Rico. Luego Aguinaldo y sus rebeldes se enfrentarían a EEUU.

A pesar de la independencia de Cuba, muchos españoles se quedaron en la isla tras la guerra, y los lazos entre ambas naciones se han mantenido a lo largo del siglo XX.

Finalmente, decir que esta guerra iba a suponer para España su fin como gran potencia. El desastre del 98 fue el origen de una corriente reformadora conocida como Regeneracionismo, que iba a tratar, a través de su discurso, de modernizar el país.

martes, 12 de agosto de 2008

ESPOZ Y MINA

Francisco Espoz y Mina (1781-1836) fue un destacado militar español de principios del siglo XIX y cuya carrera militar comenzó en 1808 al iniciarse la Guerra de la Independencia.
Ese mismo año, se enroló en el destacamento del inglés Doyle y participó en el sitio de Jaca (1808-1809), tras lo cual se incorporó en el "Corso terrestre de Navarra" dirigido por su propio sobrino Francisco Javier Mina. En 1810 su sobrino fue capturado por los franceses, consiguiendo entonces Espoz y Mina unificar a todos los grupos de guerrilleros de Navarra. Es precisamente a partir de aquella época cuando comienza a ser conocido como el "Pequeño Rey de Navarra". Durante los años que duró la guerra contra los francesese consiguió importantes éxitos guerrilleros así como ascender militarmente.
La vuelta de Fernando VII trajo consigo la persecución de los liberales, ideas que apoyaría Espoz y Mina, como queda reflejado en el pronunciamiento de 1814 en Pamplona intentado proclamar la Constitución gaditana de 1812. Fracasado este intento tendría que refugiarse en Francia.

Tras el triunfo del pronunciamiento de Riego en 1820 regresaría de Francia y apoyaría la causa liberal, pero en 1823 tuvo que huir a Inglaterra para pasar después a París, tras ser derrotado por el duque de Angulema que dirigía los "Cien Mil Hijos que San Luís" y el cual había sido encomendado por la Santa Alianza para volver a restaurar a Fernando VII como monarca absoluto.
En 1833 regresaría a España tras la amnistía concedida por la regente María Cristina de Borbón. A partir de entonces se dedicaría a enfrentarse al carlismo en el norte de España.
Finalmente, Espoz y Mina moría en 1836, depositando después sus restos en un mausoleo situado en el claustro de la catedral de Pamplona.