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martes, 12 de agosto de 2008

¿UN BARCO DEL SIGLO XVIII CONVERTIDO EN RESTAURANTE Y DISCOTECA?

Actualmente se encuentra en la ciudad de Málaga una réplica del Santísima Trinidad (recordemos que el barco original fue hundido en la batalla del cabo de Trafalgar junto a las costas andaluzas en 1805 en el contexto de las guerras napoleónicas) como producto turístico. La réplica de dicho barco fue comenzada en Galicia y terminada en Algeciras para, postariormente, ser ubicada, como se ha indicado, en el puerto de Málaga, donde funciona como restaurante, discoteca y sala de exposiciones.

Reproducción del Santísima Trinidad en el Puerto de Málaga.


Además de la oferta de restauración, en el barco se alberga un pequeño museo en el que se enponen lienzos que reproducen la batalla de Trafalgar, sables de la época, planos de bueques, instrumentos de navegación, etc. Nuestro interés reside precisamente en el aspecto cultural e histórico del barco, puesto que es una réplica exacta del barco hundido por los ingleses en 1805.

EL SANTÍSIMA TRINIDAD, UN BARCO DEL SIGLO XVIII

Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, más conocido como Santísima Trinidad, fue el navío español más grande de su época, siendo el único barco de cuatro puentes, por lo que recibiría el sobrenombre de El Escorial de los mares. Años después de su hundimiento en 1805 en la batalla de Trafalgar, el novelista Pérez Galdós lo describía en los siguientes términos en su obra Trafalgar:


"El Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes. Los mayores del mundo eran de tres. Aquel coloso, construido en La Habana con las más ricas maderas de Cuba en 1769, contaba con treinta y seis años de honrosos servicios. Tenía 220 pies (61 metros) de eslora, es decir, de popa a proa; 58 pies de manga (ancho), y 28 de puntal (altura desde la quilla a la cubierta), dimensiones extraordinarias que entonces no tenía ningún buque del mundo. Sus poderosas cuadernas, que eran un verdadero bosque, sustentaban cuatro pisos. En sus costados, que eran fortísimas murallas de madera, se habían abierto al construirlo 116 troneras: cuando se le reformó, agrandándolo, en 1796, se le abrieron 130, y artillado de nuevo en 1805, tenía sobre sus costados, cuando yo le vi, 140 bocas de fuego, entre cañones y carronadas. El interior era maravillosos por la distribución de los diversos compartimentos, ya fuesen puentes para la artillaría, sollados para la tripulación, pañoles para depósitos de víveres, cámaras para los jefes, cocinas, enfermería y demás servicios. Me quedé absorto recorriendo galerías y demás escondrijos de aquel Escorial de los mares. Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de fantástico alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo ojival, eran como grandes jaulas abiertas al mar, y desde donde la vista podía recorrer las tres cuartas partes del horizonte.

Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lanzados hacia el cielo como un reto a la tempestad. Parecía que el viento no había de tener fuerza para impulsar sus enormes gavias. La vista se mareaba y se perdía contemplando la inmensa madeja que formaban en la arboladura los obenques, estáis, brazas, burdas, amantillos y drizas que servían para sostener y mover el velamen".


Maqueta del Santísima Trinidad

MANUEL GODOY: LA AVENTURA DEL PODER

Tradicionalmente se ha considerado a Manuel Godoy como el gobernante más funesto de la historia de España. Este libro de Emilio La Parra constituye una revisión de este personaje apoyada en una importante bibliografía y una gran cantidad de documentos de archivo. Así, esta obra tiene un gran interés en un año como el presente, 2008, en el que se celebra el doscientos aniversario de la invasión francesa de España, tanto para analizar y reflexionar sobre este político y el reinado de Carlos IV como sobre los orígenes de la Guerra de la Independencia. Por todo ello, recomiendo a todo aquel interesado en este periodo de la historia de España que se acerque a este libro.

lunes, 11 de agosto de 2008

RECORDANDO A ANTONIO DOMÍNGUEZ ORTÍZ

Ante todo señalar que Antonio Domínguez Ortiz ha sido, es y será maestro de historiadores y maestros de maestros que se encargan de enseñar a sus alumnos y alumnas historia. Quizás, y en este sentido, se destaque siempre la faceta de investigador de don Antonio, pero una gran parte de de su vida estuvo dedicada a enseñar a los jóvenes historia, hecho éste que sin lugar a dudas influyó en su obra haciéndola amena e inteligible para un gran público no especializado, cosa no siempre presente en las obras dedicadas a esta disciplina, y no por ello carentes de rigor.

Antonio Domínguez Ortiz nació en 1909 en la ciudad de Sevilla. Su padre era artesano-artista bastante culto lo que influyó en don Antonio para que desde joven se aficionase a la lectura.

En 1932 se licencia en Filosofía y Letras Sección Historia por la Universidad de Sevilla. Durante sus años universitarios conoció a importantes personajes de la Sevilla del momento como Francisco Murillo, Jorge Guillén o Juan de Mata Carriazo y se inició en la investigación histórica realizando diversos trabajos en el Archivo de Indias.

En 1940 se convirtió en Catedrático de Instituto aunque siguió dedicándose a la investigación histórica. en este sentido, su primera obra relevantes es quizás "Orto y ocaso de Sevilla" (1941). Va a continuar publicando e impartiendo cursos en distintas universidades así como ponente en diversos congresos. En 1982 se le concede el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y en 1985 es nombrado Hijo Predilecto de Andalucía. finalmente, murió en el año 2003.

Como afirma Ricardo García Cárcel en "Antonio Domínguez Ortiz, un historiador social" (Historia Social nº 47, IV 2003), don Antonio fue preciamente eso, un histotoriador social, apostando así por una "concepción de la historia sensible hacia el estudio de la sociedad"y el trabajo metódico sobre las fuentes históricas.

Entre todas sus obras se podrían destacar las siguientes: "Orto y ocaso de Sevilla", antes mencionada; "La sociedad española en el siglo XVII" (1963 Y 1970); "Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen" (1973); "Sociedad y Estado en el siglo XVIII español" (1976); "Política y hacienda de Felipe IV" (1960) y "España, tres milenios de historia" (2000), que tiene, como afirma el propio autor en el prólogo, un "cierto aire de testamento literario", obra en la que qiuedan reflejadas las dos facetas de don Antonio, la de profesor y la de investigador.