Enrique IV de Trastámara.
El reinado de Enrique IV de Castilla se extiende a lo largo de dos decenios exactos, y se sitúa entre el reinado de Juan II (1406-1054) y el de los Reyes Católicos (1474-1516). Enrique IV de Trastámara conocido vulgarmente como Enrique el Impotente, era hijo de Juna II y de María de Aragón, y hermanastro de Isabel I. Este reinado, que constituye una de esas épocas de transición, ha sido considerado como el último extremo en la decadencia del poder regio.
Por el reinado de Enrique IV desfilarán personajes muy diversos pero sumamente ilustrativos de este tiempo cambiante. El primero de todos es su propio padre, un monarca cuya innegable abulia por los asuntos de gobierno resultó inversamente proporcional a la intensidad del esfuerzo desarrollado por su privado, Álvaro de Luna, para el restablecimiento de una monarquía autoritaria que acertara a prevalecer sobre la oligarquía nobiliaria. Juan II, quien en 1419, a los quince años, alcanzó la mayoría de edad, habría de disputar con sus primos aragoneses, a lo largo de los siguientes treinta y cinco años, el efectivo gobierno de Castilla. Una pugna, ésta, en la que correspondió al poderoso privado don Álvaro de Luna enfrentar su programa de monarquía autoritaria con el secular sentido aristocrático del ejercicio del poder distintivo de los infantes de Aragón.
Este universo de referencias no sólo no había desaparecido, sino que persistiría desde el comienzo del reinado de Enrique IV. Desaparecido Álvaro de Luna en 1453, Juan Pacheco, el Marqués de Villena, se convertiría, aunque sin la fuerza emocional y política suficiente, en su sucesor en el ánimo de Enrique IV hasta 1461, aunque carecía de su sentido de la monarquía, del ejercicio del poder, y de la autoridad del rey. Probablemente Juan Pacheco no tenía una ambición inferior a la de Álvaro de Luna, pero claramente si le superó en la escasez de sus escrúpulos. En 1462, Beltrán de la Cueva se convirtió en el nuevo privado del monarca y defendería ardorosamente la causa regia frente a los nobles.
A lo largo de este periodo Enrique IV se enfrentó en varias ocasiones con la alta nobleza, como de 1463 a 1468, en torno a la asunto de la sucesión castellana. Los nobles sublevados intentaron que el rey reconociera como heredero a su hermano, el príncipe Alfonso, y propagaron el rumor de que su hija Juana era ilegítima, apodándola 'la Beltraneja' para indicar que su verdadero padre era Beltrán de la Cueva. La contienda intestina con su hermano Alfonso, con episodios tan controvertidos como la deposición de su efigie en Ávila, no vienen sino a testimoniar la necesidad de reimpulsar la monarquía y dotarla de legitimación. Los últimos años de su vida, que coinciden con el matrimonio de su hermana Isabel con Fernando de Aragón, contemplan un pleito sucesorio que no se cerraría ni siquiera con su propia muerte.
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